Día Mundial del Burro: desde cuándo y por qué se celebra esta peculiar fecha

En este día el mundo recuerda al burro, compañero histórico de pueblos rurales, símbolo de resistencia y motor de economías silenciosas que hoy lucha por no desaparecer.

Cada 8 de mayo, el planeta celebra la importancia de este noble animal, símbolo de resistencia en comunidades rurales, cuya supervivencia está amenazada por el comercio ilegal y el abandono.

Durante siglos, el burro ha caminado junto al ser humano en las tierras más áridas y las rutas más empinadas. Fue mensajero, cargador, compañero de jornadas largas y silenciosas. Hoy, este animal tan modesto como vital enfrenta el olvido, el abandono y, en muchas regiones, la amenaza de la extinción.

El Día Mundial del Burro, celebrado cada 8 de mayo, busca visibilizar su importancia y promover su protección. Esta fecha no es un gesto simbólico: es un llamado urgente a reconocer el valor de quienes aún arman el mundo desde el silencio y la paciencia.

¿Cómo nació el Día Mundial del Burro?

La creación del Día Mundial del Burro no surgió de una efeméride institucional, sino del esfuerzo de activistas y veterinarios preocupados por el abandono sistemático de este animal.

Un puñado de defensores del bienestar animal decidió que el burro no seguiría siendo invisible. Así nació esta fecha que hoy convoca a proteger a quien aún carga el peso del mundo rural. (Instagram / @ark.raziq)

Fue en la primera década del siglo XXI cuando diversas organizaciones, lideradas por el científico Razik Ark, dedicadas al bienestar equino, comenzaron a alzar la voz frente a la drástica disminución de su población y los abusos que sufrían en regiones rurales de África, Asia y América Latina.

El 8 de mayo se estableció como fecha simbólica para visibilizar su aporte histórico y demandar políticas que aseguren su protección. Aunque aún no cuenta con el respaldo oficial de organismos internacionales como la ONU, cada año se suman más países a la campaña de sensibilización.

Asociaciones como The Donkey Sanctuary o Brooke lideran actividades educativas, ferias comunitarias y brigadas veterinarias, buscando dar al burro el reconocimiento que nunca pidió, pero siempre mereció.

Víctima de un comercio cruel y creciente

Un producto de colágeno usado en la medicina tradicional china ha provocado una cacería global de burros. Miles desaparecen al año, sin control ni protección alguna en su camino al matadero.( Deadkid dk)

Aunque parezca insólito, uno de los mayores peligros que enfrenta el burro en la actualidad no es la pobreza rural, sino la demanda de su piel. En países como China, se ha incrementado el uso del “ejiao”, un producto elaborado a partir de colágeno extraído del animal y utilizado en la medicina tradicional.

Esta industria ha provocado la caza indiscriminada y el robo masivo de burros en África y América Latina. Miles son sacrificados sin controles sanitarios, ni protocolos de bienestar animal.

La exportación clandestina ha puesto en alerta a comunidades que dependen de ellos para subsistir. En algunos lugares de Perú, por ejemplo, se ha reportado la desaparición de burros enteros de los establos, capturados para ser enviados en camiones hacia destinos inciertos.

Esta situación ha llevado a organizaciones internacionales a exigir medidas urgentes de protección y a promover normativas que prohíban el tráfico ilegal de pieles.

La tecnología los desplazó, pero no los reemplazó

En valles olvidados, el burro aún transporta alimentos, carga agua y acompaña. La modernidad lo desplazó, pero su valor persiste donde el abandono estatal dejó a todos sin opciones. (Andina)

Con la expansión de la maquinaria agrícola, el burro fue perdiendo espacio en las zonas donde antes era fundamental. Hoy es menos común verlo en valles con acceso a carreteras o en cultivos tecnificados.

Sin embargo, su ausencia no se traduce en modernidad para todos. En muchos lugares, la maquinaria resulta inaccesible por su alto costo, y los caminos no permiten su uso. Ahí, el burro vuelve a ser indispensable.

La paradoja es evidente: se les desplaza en nombre del progreso, pero en las zonas más olvidadas ese progreso nunca llegó. Las familias que aún los crían lo hacen con cuidado, aunque muchas veces sin los recursos necesarios para asegurar su salud.

Las campañas de vacunación o asistencia veterinaria rara vez los incluyen. Revalorizar al burro también implica pensar en políticas públicas que aseguren su bienestar y reconozcan su papel en los sistemas productivos rurales.

Entre leyendas, libros y burla

En la literatura, el burro ha sido tantas veces incomprendido. Desde el asno de Sancho Panza hasta los cuentos infantiles, su figura ha sido más símbolo de ingenuidad que de esfuerzo.

En el habla popular, “burro” es sinónimo de torpeza o ignorancia. Estas construcciones culturales han contribuido a su subvaloración, borrando siglos de contribución silenciosa a la historia humana.

Sin embargo, en muchas culturas, el burro es un animal sagrado. En Etiopía, por ejemplo, se le respeta por su fuerza y resistencia; en ciertas festividades andinas, se le viste y se le canta.

Varias ONG han comenzado a impulsar campañas para cambiar la percepción pública del burro, especialmente entre niños y jóvenes, utilizando recursos educativos, talleres escolares y hasta festivales dedicados exclusivamente a este animal.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *